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Al aroma de la miel... |
2003-08-24 |
Al aroma de la miel, diez mil moscas acudieron, cuenta el cuento popular, y comprobar que a día de hoy esta regla se sigue cumpliendo con precisión de reloj, hasta en aquellos aspectos de la vida que no tienen nada en común con el néctar fabricado por las abejas. El triste destino de Sonia Carabantes Guzmán es sólo un ejemplo de lo que puede suceder cuando una historia capta la atención de la sociedad. Desde el momento de la desaparición, más aún desde que apareció su cadáver, los medios de comunicación se lanzaron a la caza y captura de los datos, de la exclusiva, de la noticia, en nombre de un mal entendido deber de información. Tremebundo es lo acontecido, sí; conocerlo es fundamental para evitar que se repita, en la medida de lo posible pero ¿qué pintan los programas de sobremesa de Antena 3 TV para dar la noticia? ¿Qué pintan un puñado de tertulianos cuya ocupación parece ser la de destripar a los habitantes de ese país de cartón piedra llamado “del corazón”? Cuando hace relativamente poco tiempo, las fuerzas de ocupación en Irak anunciaron la muerte de los hijos de Saddam Hussein, El Mundo del S. XXI se apresuró a publicar con todo lujo de detalles un especial dedicado a su autopsia. Cualquier excusa parece buena para captar la atención de la audiencia y, de paso, subir las audiencias o vender algunos ejemplares más. Nombres “ilustres” del periodismo patrio ya usaron este truco en otros casos similares, como el de las Niñas de Alcasser, y diez años después, los agentes sociales que se rasgan las vestiduras con cosas como Shin Chan, son incapaces de poner freno a la caída en picado que ha experimentado la televisión de unos cuantos años para acá. Gentecita del corazón, charlatanes de la nada, comentaristas de las vidas ajenas ¿Realmente tenemos la tele que nos merecemos? Parece que sí, aunque queda la esperanza de que el personal se esté hartando, habida cuenta de los nefastos resultados que algunas cadenas, grandes abanderadas de la telebasura en los últimos años, llevan cosechando en las últimas temporadas. Está claro que, mientras la gente trague, la telebasura seguirá existiendo, aprovechándose de cualquier tarro de miel que se destape.
Enviado por lcapote a las 04:02 | 3 Comentarios | Enlace
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Comentarios
1
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De: Luis Alfonso |
Fecha: 2003-08-24 08:14 |
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Por desgracia, parece que tenemos los medios -y sobre todo las televisones- que nos merecemos. A la basura esparcida por todas las cadenas, incluidas las públicas, la gran masa responde plantándose memamente ante el televisor. Es lo que hay. Consumen basura y parecen felices. Mientras eso siga así, la mierda se esparcirá. No sé si hay remedio, pero yo hace años que no veo las cadenas generalistas.
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2
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De: Quique |
Fecha: 2003-08-24 13:28 |
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Esto es así como se ha dicho. Hasta yo mismo, q reniego de toda esa basura, me encuentro con cierta frecuencia consumiendo esa bazofia. Y es q el visionado de la televisión ya es una costumbre metida en nuestro cerebro y q no se puede extirpar.
A un panal de rica miel
dos mil moscas acudieron
y por golosas murieron
presas de patas en él.
A ver si no nos pasa lo mismo.
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3
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De: Rigel |
Fecha: 2003-08-24 17:30 |
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Lo de las moscas es:
"A un panal de rica miel
diez mil moscas acudieron
que, por golosas, murieron
presas de patas en él.
Otra, dentro de un pastel,
enterró su golosina.
Así, si bien se examina,
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que les domina."
Disculpen que la ponga entera por aquello de ser respetuoso con las fuentes y porque la segunda parte viene a corroborar lo que se dice en la entrada y en los comentarios.
En mi caso, el aparato de televisión tiene un par de cadenas accesibles: la Uno y la Dos. Y aún esas las veo poco.
;-)
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