Cajón desastre para hablar y tratar los temas más diversos: Literatura, justicia, videojuegos, tebeos, cine, animación... Se hace lo que se puede para mantener este chiringuito al día.
Un libro que repasa la historia de la radio española entre 1972 y 2002, a través de la figura de un periodista tan polémica como irrepetible. Imprescindible para materias como derechos de la personalidad o historia de la radio.
Recopilación de escritos en torno a los conceptos de ciencia, pseudociencias y sus debates derivados. Altamente recomendable aunque bastante denso en algunos pasajes.
Después del visionado de las creaciones artísticas de la Tigresa Decadente, perdón, del Oriente y de Delfín Caspa, perdón, Quisphe, y constatando que aquí, en la madre patria, patria hermana o como se diga últimamente, estamos cada vez menos al tanto de lo que se cuece allende los mares –salvo que viva usted en Tenerife y tenga una cadena local donde echan lo de Aló, Presidente-, desde aquí quiero solicitar el regreso de aquel mítico programa que hermanaba pueblos, llamado Trescientos Millones.
Se trata de un espacio hecho al alimón por mogollón de cadenas televisivas hispanoparlantes, en las que había espacio para la música, el humor y algún que otro reportaje sobre ciudades, regiones y curiosidades varias de toda Hispanoamérica. A destacar, las actuaciones de los grupos y solistas del momento (finales de los setenta, principios de los ochenta): Abba, Nacha Pop, Julio Iglesias, José Luis Rodríguez “El Puma”… No dejaba de ser el típico programa de variedades de la época: imaginen ustedes cualquier cosilla del José Luis Moreno, pero con la estética de aquellos años y les saldrá el programilla.
La cosa tuvo su continuidad en el espacio Punto de Encuentro, de mediados de los ochenta, donde se anunciaba la llegada del quinto centenario (hay que ver, lo que ha decaído el programaje de hermanamiento televisivo iberoamericano desde que se acabaron los fastos del noventa y dos), y había más espacio para la cultura y, todo hay que decirlo, para la ausencia de la misma, en la forma de una sección de ínclito Jiménez del Oso.
Ahí queda la cabecera de salida del programa en cuestión.