Ayer tenía pensado comentar el segundo capítulo de la primera temporada de “Chigüesque TV”, pero aunque uno tenga mucho cariño a la gente de El Supositorio, el Capi es el Capi, y la noticia merecía la entrada. Además, tengo que reconocer que me perdí la parte del principio, porque inexplicablemente, TVC decidió adelantar la emisión casi media hora –pasándose por la piedra la legislación vigente en la materia- pero cuando la audiencia no acompaña, es algo realmente estúpido cambiar sin previo aviso el horario de un espacio por el que –se supone- estás apostando. Comprobados los datos de la página oficial de la cadena, queda claro que ni siquiera allí se molestaron en anunciar los cambios. Todo un gesto de respeto hacia unos espectadores que no es extraño que pasen olímpicamente de la TVC, y hacia una productora y unos profesionales que están intentando sacar un producto digno. Pero además, cualquiera que consuma algo de caja tonta sabrá que con estas bromitas no se consigue una audiencia fiel, que es lo que en definitivas cuentas cuenta.
Pasando al tema de las historias, hay que incidir en el hecho de que, al igual que en el programa anterior, los han tenido mejores y peores, aunque para mi gusto, han estado más compensados que en el primer programa, aunque comentándolos con algunos colegas, han incidido en el hecho de que quizá sean demasiado largos. Magistrales han sido el programa “Con dos fogones” (quizá porque personalmente creo que eso de la cocina moelna-y-fashion tiene un poco de timo de la estampita) y las actuaciones de Zoltan el Magnífico (que trae a la memoria al querido Víctor José Kowalewsky), de Remedios y su señor esposo y de “Britney”. Su presencia no deja de ser un reflejo -¿consciente o involuntario?- de tres especies que merodean en las cadenas televisivas en los últimos tiempos: el fenómeno para-anormal, la folclórica y la cantante adolescen-ete que clona a su ídolo e intenta seguir su estela. Con estos personajes, queda patente la fabulosa capacidad mimética de la gente de El Supositorio, así como su inventiva, con las versiones de los clásicos de Mecano o Alaska y los Pegamoides. También tienen su coña el consultorio de Covadonga y la programación para adultos, habida cuenta de que algunos de sus chistes no son otra cosa que nuevas versiones de anécdotas que sucedieron en diversas cadenas. La recatada sexóloga y su ataque de ira recuerdan a ese célebre archivo sonoro que rula por la Red, donde el Parada da un rapapolvo a uno de los de su equipo en “Cine Rancio”, para luego, una vez en antena, poner su jeta de siempre. Y los mensajes enviados al canal pornográfico no desentonarían nada en cualquier emisión nocturna de la cadena local de turno. Quizá, parte del encanto de “Chigüesque TV” radique en el hecho de que, pese a su tono paródico, algunas de las pasadas que se gastan han acontecido realmente.
Personalmente, tengo que reconocer que este segundo programa me ha hecho reír mucho y sonreír más. Lo primero, porque siguen teniendo golpes realmente magistrales, que para sí los quisieran otros programas del género; lo segundo, porque tienen en cuenta los pequeños detalles que, probablemente no sean esenciales para el desarrollo de cada historia, pero ayudan mucho a verlas con simpatía (esos famóbiles en “Gladiador”) y al final, son esas cositas las que cuentan.
Enviado por lcapote a las 04:26 | 0 Comentarios | Enlace
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