En estos tiempos donde la crisis se ceba inmisericorde con los currantes de todo el mundo, se hace más necesaria que nunca la actividad que tienda a la defensa del trabajo y de los trabajadores. Cuando el estado de bienestar en el que han vivido las últimas generaciones sufre serios embates y se plantea el futuro de la tesorería general de la seguridad social, es cuando se supone que los colectivos y entidades que han tenido a gala asumir la defensa de la masa de asalariados del país deben saltar a la palestra. Evidentemente, por mucho que algo lleve la etiqueta de “obrero” o de “popular”, no tiene la exclusiva a la hora de arrimar el hombro, pero de quienes han ido de ese palo tradicionalmente se espera más. Es lógico pues, lanzar las miradas hacia lo que hayan de hacer partidos políticos de corte y militancias tradicionalmente más obreros. En estos días, Izquierda Unida ha sido noticia por varias noticias. Por un lado, se han descolgado con propuestas alternativas al programa del Gobierno (se puede consultar en este enlace). Por los medios han aparecido propuestas interesantes, como el bloqueo de los expedientes de regulación de empleo por parte de empresas con beneficios durante 2008 o la propuesta de créditos para aquellas otras que no realicen despidos. Así pues, algo parece que hay. También hay, eso sí, llamamientos a una huelga general que, como gesto de imagen puede tener el efecto de afianzarse como alternativa al PSOE en la izquierda, pero también el de volverse como un bumerán, por cuanto no plantea utilidad específica a los problemas económicos que nos acucian. Desgraciadamente, junto a eso se encuentran elementos que hacen que, una vez más, uno se pregunte si hay una estrategia definida o si, por el contrario, lo que hay son distintos frentes abiertos en los que se intentan arañar votos en un sistema electoral que, efectivamente, les perjudica, pero en el que se escudan para no hacer demasiada autocrítica. Por un lado, el intento de aunar fuerzas con –valga la redundancia- otras fuerzas que contienen en sus idearios elementos que chocan frontalmente con el planteamiento de izquierdas: ¿qué sentido tiene plantear alianzas con partidos de corte nacionalista, situados tradicionalmente hacia la derecha? Por otro, la incapacidad para zafarse de viejos mantras, como el apoyo a la dictadura que lleva medio siglo impuesta en Cuba y cuyas similitudes con la que se padeció aquí no ha tanto hacen que uno se pregunte cómo se pueden defender las libertades en un lugar, para luego negarlas en otro. Esto, en realidad, no es nuevo, pero siempre resulta singularmente patético por lo contradictorio. Por último, lo que ya entra dentro del terreno del surrealismo es la propuesta de Gaspar Llamazares de cambiar el nombre a Radio Nacional de España, por sus connotaciones fachas. ¿Es alguna querencia particular con la radio pública? Porque ahí están el INEM, el Instituto Nacional de Estadística y otras tantas entidades que tienen el adjetivo. Da gusto ver cómo un padre de la patria (ejem) está tan al tanto de las preocupaciones de la ciudadanía y dedica su tiempo y esfuerzos a presentar iniciativas de esta guisa, que explican en buena medida porqué la coalición ha pasado al grupo mixto y amenaza con convertirse en una fuerza extraparlamentaria, si sus responsables no se ponen las pilas. En unos meses habrá elecciones europeas, comicios en los que la circunscripción es el conjunto del Estado. Ahí lo que contará será el número de votos (lo que explica que en el pasado formaciones como Coalición Canaria hayan ido de la mano de, por ejemplo, el Partido Aragonés Regionalista, como en 1999) y será una buena de ver cuál es el peso que una coalición que, entre bromas y veras, es víctima y causante de la tendencia al bipartidismo. No sería mala idea de que el antiguo dirigente empezara a asumir su nuevo rol y dejar paso al nuevo, porque entre las palabras de más del uno y el excesivo silencio del otro, mal van las cosas. Como apunte final, la reflexión de un caballero al que tenía perdida la pista, el periodista Andrés Aberasturi, que hace unos días se expresó en los siguientes términos: La inmoral doble moral de IU.
Enviado por lcapote a las 21:01 | 11 Comentarios | Enlace
|