Escucho de fondo el programa Cincuenta y nueve segundos (una de las cositas más recomendables que tiene la tele pública en estos tiempos) y está por allí de invitado el señor Carod-Rovira, de ERC. Preguntado acerca de la hipótesis de que el Tribunal Constitucional echara para atrás el polémico estatuto catalán, contestó que mucha gente se sentiría engañada o estafada por el hecho que doce magistrados echaran para atrás lo que el pueblo había votado mayoritariamente en referéndum. Sobre ese particular, no está de más echar una lectura al Derecho positivo para saber que: -Las consultas en referéndum como el que se menciona tienen precisamente ese carácter, esto es, consultivo, en el sentido de que no son vinculantes. Tampoco lo fue el de la OTAN y tampoco lo fue el de la Constitución europea. Otra cuestión bien distinta es que luego el resultado tenga una significación política y sea más o menos inteligente apartarse de lo que los electores han dicho. -El Tribunal Constitucional es el intérprete auténtico de la Constitución Española, en el sentido de que es el análisis de las normas de rango inferior, bajo la óptica del contenido del texto constitucional, es su función. Su labor está –o debería estar, que a veces, con cosas como lo de la Ley contra la Violencia de Género no queda tan claro- fuera de toda cuestión política. Así pues, me pregunto, si hipotéticamente el Tribunal Constitucional declarara contrario a la carta magna algún precepto o preceptos del Estatut, seguramente muchas personas se sentirían engañadas pero ¿quiénes serían los responsables de esa sensación? ¿Un órgano colegiado que hace aquello para lo que está facultado o quienes decidieron forzar la máquina, aprovechándose del poco conocimiento que tiene la peña del funcionamiento del ordenamiento jurídico español?
Enviado por lcapote a las 01:16 | 0 Comentarios | Enlace
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