Título: Batman vs. Depredador Formato: Tomo recopilatorio en tapa dura Autores: (G) Dave Gibbons, Doug Moench, Chuck Dixon (L) Andy Kubert, Paul Gulacy, Rodolfo Damaggio (T) Adam Kubert, Terry Austin, Rodolfo Damaggio (C) Sherlilyn Van Valkenburgh, Carla Feeny, Lovern Kindzierski, Pat Garrahy Editorial: DC Comics-Dark Horse Comics / Planeta DeAgostini Cómics Precio: 30 € Comentario: ¿Quién es más fuerte, la Masa o la Cosa? ¿A quién quieres más, a mamá o a papá? En una pelea entre un legionario y un ninja ¿quién ganaría? Éstas y otras preguntas, propias de cualquier barra de bar donde haya más de dos friquis sueltos, han sido motivo de no pocas discusiones y, sobre todo, de aprovechamiento por parte de los espabilados de turno, siempre gravitando en torno a la posibilidad de rascar unos cuantos maravedíes. Primero fueron los encuentros entre personajes de una misma editorial; luego llegó el turno de las aventuras entre héroes de empresas distintas (Marvel y DC tienen una larga lista de tebeos en este apartado). Pero siempre hay algo más, y un día alguien se planteó la posibilidad de que Batman se enfrentara a un personaje surgido de la gran pantalla: Depredador. Depredador o, más correctamente, los Depredadores, son una raza de desagradables bichejos alienígenas que han hecho de la caza su razón vital. Física y tecnológicamente están perfectamente adaptados para viajar por el cosmos, a la búsqueda de nuevos retos con los que poner a prueba su pericia. Su primera aparición se produjo en Depredador, una película del año 1987 en el que uno de estos simpáticos cazadores se las veía en la selva centroamericana con un Arnold Schwarzenegger (el Chuachi, para los amigos) que avanzaba con paso firme hacia el estrellato del cine de acción y se hallaba en el apogeo de su gloria esteroidea. El carisma del cazador extraterrestre, comparable al de los Aliens de la Teniente Ripley, los catapultó rápidamente al olimpo de la ciencia-ficción, de donde no se han bajado pese a que, al contrario de lo que ha pasado con otros de sus colegas de la fantasía, sólo han contado sus siguientes apariciones en la gran pantalla en la forma de películas que iban de lo mediocre (Depredador II) a lo de consumir-usar-tirar (Aliens contra Depredador I y II). Los Depredadores eran una franquicia rentable, y en eso se basó la compañía estadounidense Dark Horse para hacerse con los derechos para editar tebeos protagonizados por estos bichos. Una vez que ya había viñetas donde aparecían estos muchachuelos, a alguien se le iluminó la bombilla y decidió hacer una pregunta que traería miga: ¿Y si un Depredador viajara a Gotham y se enfrentara a Batman? Hacer una historia con personajes de naturalezas tan distintas como son Batman y Depredador puede ser muy difícil. Las posibilidades de que acabe siendo un potingue intragable son elevadas, y tanto en DC como en Dark Horse existían dudas que, por fortuna, se vieron disipadas cuando se vio el trabajo desarrollado para el primer encuentro entre ambos personajes. El británico Dave Gibbons (co-creador de Watchmen) se encargó de escribir una historia que los hermanos Andy y Adam Kubert (hijos del legendario Joe Kubert y, por aquellos años, un par de novatos) llevaron a la parte gráfica de forma magistral. Durante tres números, asistimos al desarrollo de una historia que bien podría haber servido para una tercera parte de Depredador (o para una segunda hecha decentemente) en la que Batman ejerce su función de detective en un ámbito netamente urbano y desprovisto del colorido inherente al mundo superheroico. El resultado fue beneficioso para ambas partes, hasta el punto de que el invento se llevó unos cuantos premios del mundillo. Económicamente, la cosa funcionó tan bien que, desde entonces, Dark Horse y DC han multiplicado cosa mala (entre sí y con otros) los encuentros y desencuentros entre franquicias salidas del tebeo y el cine. Así, en danza han aparecido los Aliens, Superman, Terminator, la Liga de la Justicia, el Juez Dredd… En pocas ocasiones se ha alcanzado el nivel de calidad de Batman contra Depredador, pero lo que está claro es que seguiremos teniendo tebeos de esta naturaleza mientras en ambos lados del arte haya personajes que tengan gancho y aguante económico. Batman y los Depredadores volvieron a cruzar sus caminos en otras dos ocasiones. La primera, realizada por Doug Moench y Paul Gulacy (que ya habían hecho historia en Shang Chi: Master of Kung Fu para Marvel) se presenta como una continuación en toda regla, donde se introducen buenos elementos para hacer que la historia sea lo suficientemente atractiva y original como para que uno se olvide (relativamente, eso sí) de la primera parte. La tercera y, hasta ahora, última de las aventuras comunes es, sin embargo, perfectamente olvidable. Los tres encuentros se recopilan ahora en un tomo por parte de Planeta DeAgostini, que sólo queda recomendar a la afición a uno y/u otro personajes, aunque sólo sea por el primero y, en menor medida, por el segundo de los trabajos.
Enviado por lcapote a las 20:56 | 2 Comentarios | Enlace
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