Título: Absolute Crisis en Tierras Infinitas Formato: Serie limitada recopilada en dos tomos en tapa dura, con estuche Autores: (G) Marv Wolfman (L) George Pérez (T) Dick Giordano, Mike DeCarlo, Jerry Ordway (C) Anthony Tollin, Tom Ziuko, Carl Gafford (coloristas originales), Tom McCraw (colorista de la reedición) (P) George Pérez, Alex Ross Editorial: DC Comics / Planeta DeAgostini Cómics Precio: 45 € Comentario: Si hay un tebeo que merece con toda justicia una reedición en el formato gigante que los angloparlantes denominan absolute, éste es sin duda la maxiserie Crisis en las Tierras Infinitas. Durante doce números, el guionista Marv Wolfman y el dibujante George Pérez (la punta de lanza de un equipo que había trabajado durante cinco años en el proyecto) contaron una historia que conmemoraba medio siglo de existencia de DC Cómics y sentaba las bases creativas para lo que se avecinaría después, conformando una mitología cohesionada que podía enfrentarse en pie de igualdad a la de la pujante Marvel. Su labor se concretó en la mítica frase publicitaria mundos vivirán, mundos morirán y nada volverá a ser lo mismo. Las causas y consecuencias de Crisis han sido ampliamente tratadas en la prensa especializada y las convenciones. Para resumir, a mediados de los ochenta, DC arrastraba, más que cumplía, cincuenta años de presencia en los quioscos, durante los cuales se habían publicado muchos tebeos memorables y surgido personajes más que rentables. Superman, Batman, Wonder Woman… habían dado el salto a la pequeña y gran pantallas y eran la base de jugosas franquicias. Sin embargo, el propio éxito de los superhéroes deceeros había motivado que la competencia volviera la mirada hacia un género que después de la II Guerra Mundial había caído en decadencia. Mientras DC había mantenido sus series principales, el resto se habían ido hacia géneros más patrióticos, como el bélico o el oeste (eran los tiempos del McCarthismo y había que hacerse más papista que el papa), pero cuando a finales de los cincuenta, el editor deceero Julius Schwartz orquestó el retorno a primera línea de los superhéroes (marcando el inicio de la edad de plata), otros decidieron copiar la jugada, superando al jugador. La Marvel de Stan Lee y Jack Kirby se convirtió en una competencia de primer orden que, al cabo de unos años, superaba en popularidad a DC. Las mayores dosis de realismo de las historias marvelianas convencían más a las nuevas generaciones, que consideraban (no sin cierta razón) que los héroes deceeros eran tan correctos que sólo podían cagar caramelos (en palabras del dibujante Neal Adams). Además, el universo Marvel era, por su relativa juventud, coherente, cualidad de la que su equivalente en DC carecía. A todo esto se enfrentó Marv Wolfman, cuando en compañía del editor Len Wein decidió afrontar a principios de los ochenta, un proyecto que conmemorara medio siglo de historia y, al mismo tiempo, permitiera liberar a Superman y compañía de tanto lastre. Durante doce números, las tierras infinitas que conformaban el universo DC (y que hacían referencia las múltiples versiones de sus personajes principales, a caracteres heredados de la compra de empresas rivales en quiebra y a ambientes provenientes de géneros tan diferentes como el bélico o el terror) se enfrentaron a la amenaza del Antimonitor, arquetipo del villano todopoderoso y garrulo contra el que sólo cabe una alianza global. El resultado era una única Tierra, un único universo con una sola versión de cada personaje, cuya historia habría de ser contada nuevamente, manteniendo los elementos esenciales pero actualizando los que hubieran quedado caducos. Wolfman demostró porqué era uno de los mejores guionistas de los ochenta, Pérez se consagró como el dibujante por antonomasia del género y DC se convirtió en la editorial puntera que se pretendía que fuera. Don Marv lo tenía claro: cincuenta años de historia daban para mucho y él, como antiguo lector, recordaría con cariño muchos de aquellos tebeos; pero cada generación tiene derecho a disfrutar de sus propias historias y con Crisis se recuperaba esa posibilidad. Para esta edición especial, hay que destacar la presencia de un segundo tomo donde, aparte de un episodio especial añadido a posteriori a la saga (escrito por Wolfman y dibujado por Paul Ryan) y de la reedición de la miniserie Historia del Universo DC, hay todo tipo de documentación, testimonios, memorandos, etcétera que permiten que nos acerquemos a las bambalinas de una historia que ha definido los veinte años posteriores de la historia de la editorial estadounidense, hasta el punto de generar una secuela que, desgraciadamente, no está a la altura de su predecesora. Puede que existieran algunos errores puntuales, pero vista con la adecuada perspectiva que dan más de dos décadas, sólo podemos concluir que Crisis fue un sonoro acierto a nivel artístico, editorial y económico.
Enviado por lcapote a las 15:22 | 3 Comentarios | Enlace
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