Anoche volví, por un instante, a ser niño. Anoche volví a ver, treinta años después, el primer episodio de Cosmos, el mítico documental ideado y conducido por Carl Sagan. Monté con él en su nave de la imaginación para dar un paseo por el universo hasta nuestro planeta Tierra. De su mano volví a visitar la biblioteca de Alejandría y a recordar las hazañas de Hipatia de Alejandría, Aristarco de Samos o Eratóstenes de Cirene. Es difícil explicar la fascinación que supuso para una generación de televidentes aquella ventana al conocimiento que abrió don Carl. A comienzos de los años ochenta, el temor a una guerra nuclear entre los bloques occidental y soviético estaba a la orden del día y, entonces como ahora, una parte de la ciencia era percibida como la causante de muchos males (entre ellos el peligro del holocausto atómico) al tiempo que pseudociencias como la astrología hacían de las suyas. Sagan propuso en ese primer episodio la dación de conciencia a la humanidad de nuestro papel y el de nuestro planeta. Éramos y somos un pequeño mundo en uno de tantos rincones del universo, pero tenemos la capacidad de controlar nuestro entorno de una manera que nos lleve hacia delante o hacia atrás (más concretamente, a la extinción). Sagan y las otras dos cabezas pensantes del proyecto (Ann Druyan y Steven Soter) diseñaron una serie que, pese a los años transcurridos, sigue siendo imprescindible para cualquiera que quiera conocer algo mejor el mundo, el universo del que forma parte. La música de Vangelis contribuyó poderosamente a crear una ambientación en la que el simpático don Carl nos descubría las maravillas de la creación (abriendo paréntesis, tengo que preguntarle al Paleofreak hablar de “creación” a estas alturas). Astronomía, Biología, Historia de la Ciencia… todas las disciplinas son mencionadas en el marco del relato que, a modo de cuento, iba desgranando el narrador. Volver a ver este primer capítulo trajo a mi mente los recuerdos de un niño de nueve años que, por aquello de la hora antes que disfrutamos en Canarias, pudo pegarse al televisor para ver aquel programa que se emitía en horario de máxima audiencia, en aquellos tiempos en los que solamente había por aquí un canal de televisión (la 2, llamada en tiempos la segunda cadena solo llegaría a Tenerife y Gran Canaria para el mundial de Naranjito y en La Palma solo se vería decentemente a partir de 1985). La explicación de los quince mil millones de años de existencia de nuestro universo en base a un único “año cósmico” (del que solo ocupamos los últimos segundos); la historia de los cangrejos “heike” con rostro de samurái en sus caparazones (que luego volvería a ver en el clásico de Usagi Yojimbo conocido como Segadora), las habilidades de científicos como Eratóstenes (que dedujo las dimensiones de la circunferencia terrestre con palos, pies(es), ojos y cerebro) o Kepler; la posibilidad de vida en otras partes del universo… Puede que ahora sepamos un poquito más que hace treinta años, pero muchas de las preguntas y no pocas de las respuestas planteadas por Sagan siguen estando vigentes. La serie fue un éxito en todo el mundo y fue actualizada en diversas ocasiones, contando con un libro adjunto (tan delicioso como su versión televisiva) y se rumorea que existe el proyecto para una versión ampliada y actualizada donde el narrador sería Seth “Padre de Familia” MacFarlane (o al menos eso dicen las gentes de ¡Vaya tele!). Espero que llegue a buen puerto, pero dudo mucho que tenga el impacto que tuvo en su momento el original, con Sagan y sus jerséis de cuello de tubo con colores imposibles. Sea como sea, Cosmos es el ejemplo de lo que debe ser un documental de divulgación y de promoción del pensamiento crítico. Ahí siguen los palos que, justamente, endiñó a la pseudociencia astrológica y ahí queda una frase pronunciada al principio del primer episodio: deseamos averiguar la verdad y para hallarla necesitaremos imaginación y escepticismo. No tendremos miedo de la conjetura, pero tendremos que distinguir especulaciones de hechos.
Enviado por lcapote a las 21:22 | 1 Comentarios | Enlace
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