Ayer terminé de leer Juego de tronos, primera de las siete partes que componen la saga Canción de hielo y fuego, la más grande “novela-río” jamás escrita (o eso dice la publicidad). Empecé a leerla por recomendación de mi amigo Pablo “El Manso” y más tarde vi la primera temporada de la adaptación televisiva en DVD. La lectura de una y la visión de otra me ayudaron a elaborar los casos prácticos de los exámenes de Junio (y a cometer el primer acto de “espoileo” televisivo en una prueba universitaria, pero ésa es otra historia) y me han permitido disfrutar de una novela y una serie entretenidas. No he podido resistirme a la posibilidad de otear qué puedo esperar de las novelas posteriores, aunque ya haya empezado Choque de reyes (la impaciencia sigue siendo un defecto en la lectura) pero, comentando las mejores jugadas con la bibliotecaria de Babel, tocó la buena dama un tema en cuya cuenta no había caído: ya han caído cinco de las siete novelas y aún no parece que la premisa de la serie se haya producido. Si echamos la vista atrás hasta las primeras páginas de Juego de tronos veremos que la premisa inicial era la llegada de un largo y duro invierno que anunciaría el retorno de los caminantes blancos, aquellos seres que, según las leyendas, habitan más allá del Muro. Mientras los siete reinos se enzarzan en guerras intestinas e intrigas varias, la guardia de la noche vigila ante la aparición de signos que anuncian un gran peligro. Un verano de diez años ha provocado que una generación ignore los rigores de un verdadero período invernal y la pérdida de la memoria de los tiempos pretéritos ha convertido a seres como los gigantes o los caminantes blancos en personajes de cuento para asustar a los niños. Las advertencias de comandantes negros van cayendo en saco roto y parece que en cualquier momento se va a armar una buena… pero varias novelas después los personajes principales del drama inherente a todo asalto al poder se suceden en un continuo juego de engaño y muerte. ¿Darán las dos novelas restantes para resolverlo todo? ¡Quién sabe! Pero desde ya, hago mi apuesta: -Jon Nieve no es hijo de Ned Stark, sino de su hermana Lyanna y de Rhaegar Targaryen. -Daenerys Targaryen terminará reinando en Poniente, puede que casada con el anterior, ya que por lo que parece, en esa casa procuraban emparejarse entre parientes (así salieron algunos). El título de la saga puede referirse precisamente a la unión de ambas casas: Stark (hielo) y Targaryen (fuego). -Tyrion Lannister se contará entre los pocos supervivientes y podría quedar como Mano del Rey. -Petyr Baelish y Varis “la araña” sobrevivirán, porque una constante de las novelas es que los personajes medio decentes acaban cascando, en tanto que los cínicos como los anteriores están bien preparados para salvar el cuello. También habría que añadir que no hay ningún personaje totalmente “bueno” o “malo”. Los anteriores son los únicos que parecen haberse quedado con la copla de la forma en que funciona el mundo.
Enviado por lcapote a las 18:34 | 4 Comentarios | Enlace
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