Título: SHIELD Formato: Serie abierta en formato comic-book Autores: (G) Jonathan Hickman (L) (T) Dustin Weaver (C) Christina Strain (P) Gerald Parel Editorial: Marvel Comics / Panini Comics Precio: 1,95 euros (a partir del tercer número) Comentario: SHIELD, -el acrónimo bajo el cual han morado todo tipo de denominaciones para una organización que ha sido nacional e internacional, de inteligencia y militar, fiel apoyo de los empijamados o uno de sus quebraderos de cabeza-, ha sido una presencia constante en el universo marveliano desde prácticamente su fundación, a principios de los sesenta. Hogar del recuperado Nick Furia (personaje creado para un tebeo de corte bélico, no hay que olvidarlo) ha sido la clásica entidad que lo mismo valía para un roto que para un descosido. Su aparición, coincidente en muchos aspectos con la llegada a la gran pantalla del James Bond de Ian Fleming, permitió que los lectores vieran una colección de cacharros fantatecnológicos y villanos estrafalarios que en nada envidiaban a los de 007. Cuando los ecos de la lucha contra las potencias del Eje resonaban todavía en las orejas yanquis, SHIELD se enfrentó a HYDRA, una organización criminal fundada –o más bien habría que decir recuperada- por el jerarca nazi Wolfgang Von Strucker, en la mejor tradición del reverso que debía acompañar a cualquier héroe. Personajes como el mentado Nick Furia, Aloysius „Dum Dum” Dugan o la Condesa Valentina Allegra de Fontaine se convirtieron en parte de ese conjunto de personajes llamado a asomar el jocico por cualquier colección, aunque centraran su presencia en algunas muy específicas, como la del Capitán América, ya que sus colecciones propias no estaban llamadas a durar, aunque alguna dejara hondísima huella en la memoria colectiva de la afición, como la realizada por el gran Jim Steranko, repetidamente editada a ambos lados de la charca. La nueva colección de SHIELD, de la que han visto la luz por aquí apenas un par de números, presenta un curioso giro en el que la organización es mucho más antigua de lo que se pudiera pensar. Sus orígenes se remontan al Egipto de los Faraones y desde esa primera aparición ha estado presente en el desarrollo de la Historia, contando entre sus componentes con personajes históricos de la talla de Leonardo Da Vinci o Sir Isaac Newton. Con esto, el ente del escudo adquiere la condición inherente a toda sociedad secreta que se precie: la de influir sin que se note demasiado. El primer número deja patente esa situación mediante el relato de episodios del pasado más o menos remoto, en el que amenazas que se creían aparecidas recientemente ya habían dado paseos por la Tierra. Un salto a tiempos más recientes y vemos a los progenitores de personajes bien conocidos en la época contemporánea metidos en el ajo. El responsable literario de esta colección que ha causado bastante sensación, no es otro que Jonathan Hickman, el cual lleva casi dos años contando las aventuras de un Nick Furia que, desde los días de Guerra Secreta, lleva la vida del agente libre y ha convertido Guerreros Secretos en una colección para su mayor gloria. Tampoco hay que olvidar que se ha encargado de dar a los Cuatro Fantásticos un cambio organizativo llamado a potenciar aún más su carácter de familia de exploradores científicos, en la forma de la Fundación Futuro. A la vista de ambos ejemplos, parece ser que no se le dan mal ni las historias de engaño y muerte inherentes al mundo de los espías modelo „00” ni las organizaciones ultrasecretas. Además, hay que agradecerle un cierto nivel a la hora de abordar el trabajo de documentación histórica que supone el uso de ambientaciones en tiempos pretéritos y de personajes históricos. Si a ello se suman los espectaculares diseños e ilustraciones de Justin Weaver, tenemos como resultado una de las colecciones más interesantes de los últimos tiempos. Una información más amplia y detallada de la serie puede encontrarse en los artículos publicados por aquí hace unos meses, pródigos en datos y en unas ilustraciones de las que ayudan a curar el hipo. La colección, que presenta un aspecto bastante alejado del habitual título de pijamas, evoca influencias que van desde las novelas de a duro hasta los clásicos de Julio Verne, pasando por ese tipo de teorías conspiranoicas que aparecen periódicamente en medios como Enemas, Más allá de la jeta o El txoko del miedo. Un producto de estas características siempre corre el riesgo de que la recreación trufada de elementos fantacientífico acabe derivando en la chirigota de cartón piedra, pero de momento la colección parece aguantar el desafío. Reseña publicada originalmente en Zona Negativa el 6 de septiembre de 2011.
Enviado por lcapote a las 19:08 | 0 Comentarios | Enlace
|